Nuestra obra misionera inició en el 2013 en la ciudad de Armenia Quindío, con un pequeño grupo de hermanos con un sincero deseo por vivir de manera fiel a la escritura. En el 2015, por la gracia de Dios, la iglesia inicia su proceso de reforma. Este proceso comenzó a desarrollarse de manera gradual pero diligente; velando siempre por obedecer sin demora los mandatos claramente expresados en la palabra de Dios y a la vez, cuidando la conciencia de los hermanos que hacían parte de la comunidad. Entendimos la importancia de NO adoptar las doctrinas históricamente enseñadas por la reforma en un sentido meramente intelectual, sino que debíamos velar para que cada hermano, reargüido por la palabra de Dios, asumiera como verdaderas dichas doctrinas, tanto en su intelecto como en su corazón; logrando así que estas gloriosas verdades fueran adoptadas por convicción y no por imposición. La escritura se convirtió en nuestra máxima autoridad y las doctrinas reformadas históricas fueron asumidas poco a poco gracias a la coherencia que éstas poseen con la Santa Palabra de Dios. Desde ese momento las cinco solas de la fe (sólo escritura, sóla gracia, sóla fe, sólo Cristo, sólo a Dios la Gloria) y las preciosas doctrinas de la gracia (depravación total, elección incondicional, gracia irresistible, redención particular, preservación de los santos), saturaron nuestros corazones y la vida de iglesia.  Este proceso lleno de la gracia, paciencia y bondad de Dios nos ha permitido caminar durante estos años afirmando nuestra vida de iglesia en el sólido fundamente de Cristo y su palabra. Con alegría y plena convicción hoy nos identificamos como una iglesia bautista con identidad reformada, adheridos a la Confesión Bautista de Londres de 1689. Somos una iglesia local que busca ser un reflejo de Cristo a todas las naciones con un alto interés por obedecer la gran comisión por medio de la evangelización y las misiones.  Creemos en la importancia de tener una doctrina correcta que se vea reflejada en una práctica correcta, esto nos hace afirmar que una ortodoxia correcta sin una ortopráxis correcta es una penosa contradicción. Una vida afirmada en la verdad se refleja en una vida piadosa.